Noche a noche

Ya quisiera yo no despertar jamás,

Pero al menos dadme cinco minutos más.

Necesito dormir, un poco más. 

O quizá un poco menos, me dirás. 

Si pudiera elegir de verdad, 

Lo siento amigos, lo siento, 

Pero me quedaba aquí

En este mundo de sueños.

Aquí no tengo que elegir, por fin. 

De esta realidad atroz y oscura

Me puedo esconder en mi cojín

Dónde nada nunca la nubla

Si bien mi realidad hecha de sueño y rebeldía,

Se marchita al despuntar el amanecer.

Qué triste que la luz de un nuevo día

Me lleve a mí al abismo de un atardecer.

Sueño para a mí misma encontrarme

Y quizá no llegar nunca a perderme. 

Y por eso sueño dormida.

Y no dejo de soñar despierta.

Te lo digo siempre: Necesito dormir, 

si bien a veces, con miedo a preguntarlo 

Me pregunto cuándo es que no duermo, 

Cuánto hace que ya no estoy dormida.

Poliamor

Libre piensas y libre sientes.
Al mundo viniste a vivir,
¿Y qué mundo, eh?
Tan lleno de color y de gracia,
Tan atestado de almas nuevas y brillantes…
Imposible  no nacer con corazón caprichoso,
Cuál niño dudoso de qué regalo pedirse en Navidad.   

Pensando libre es como te quiero.
No cambiaría por nada tu mirada inquieta,
Tu mente aguda y tu lengua astuta.
Vives para vibrar y haces vibrar al hablar.
Tan claras y puras tus ideas,
Tan nobles y  bondadosas tus acciones…
Imposible no prenderse de tu voz,
Cuál adolescente platónicamente enamorada.

Sintiendo libre es como te quiero.
Sé de buena tinta que de ahí viene la felicidad.
Y así es como adoro tus sonrisas, tus caricias dulces,
Tus días de aventuras y tus noches de locuras
Tan largas y apasionadas,
Tan reales y acarameladas…
Imposible pensar en desprenderse de ti,
Cuál madre temerosa de perder a su bebé.

Así te quiero y te quiero tanto, tantísimo
Que duele, que hiere, que daña
Que con todo lo que tu piensas,
Con todo lo que tu sientes,
Nunca te haya visto sentir
Tan enamorado y celoso,
Tan encandilado y egoísta…
Imposible aferrarte por mi,
Cuál abuelito aferrándose a la vida.

Y yo si pienso y si siento que te quiero.
Pero te quiero para mí. Te quiero sin compartir.
Te quiero sin silencios. Sin mentiras.
Porque no entiendo como tu si me quieres,
Pero sin quererme para ti. Queriéndome para compartir.
Queriéndome con silencios. Con mentiras.

Sangre de letras

Hoy, mañana y siempre:
Escribo. Tanto como respiro. 

Un pensamiento es un suspiro
Fugaz y peregrino.  
Y la palabra, la única herramienta
Capaz de encerrarlo,
Cual preciado tesoro enterrado. 

Yo, viviendo cada segundo y momento
Y cada letra, coma o punto,
Como llave de novela maestra
voy llenando las páginas de este libro,
Cuando rio y cuando lloro.

Esta es mi historia mágica,
Llena sueños. 
Mi aventura interminable, 
Y también mi hogar.


Un hogar que es oro, incluso siendo papel.

A fuerza de palabra

Como con todo lo que se ama,
quise acercarte a mí,
A mi yo entero, te digo
a ése desnudo y frágil
vulnerable cual barquillo de papel

Lo quise con toda mi alma,
con insensato egoísmo bravo.
Te quise a ti sin ti,
a un tú desdibujado y borroso
que antojaba sólo a mis ojos.

Y así lo hice.
Te enseñé mi mundo:
"Bienvenido a La Palabra".
Así, como si una revelación aflorase
como si fluyera esa parte mágica de él,
que vive amedrentada y herida
sin ser vista sino a oscuras,
vetada a indiscretas miradas ajenas.

Y así respondiste:

Vacío.
Sin voz.
Sin opinión.
Sin nada.
Demostrandome que la ausencia,
la carencia de interés,
es el esputo en la tez ajada del perdedor,
curtida por los golpes
después de ardua batalla.

¿Cúal fue mi error?
Sólo quise que vieras más de mi,
pensando que tu, eras como yo,
muriendo por entender en ti
los motivos detrás del brillar
que se esconde en tu mirar,
del entusiasmo de tu hablar.

¿Pero de verás sabes dónde erré?
Pues en que no me percaté
de que todas tus versiones,
expresiones de tu verdadero ser,
son capaces de volar más alto,
son capaces de sentir más profundo,
e incapaces de contener el llanto
que se asoma detrás de cada verso
que hay aquí...
que hay en la poesía del vivir.

Sin saberlo...
Ahora sé que tu, eres como yo.
Ahora sabes que yo, soy como tú.
Bombeamos lírica,
Sangramos letras. 


Sólo queda


Creo que ya he pasado mil fases, pero sigue doliendo a muerte. Voy como perdida y ya me da igual dónde vaya a estar hoy o mañana. He perdido cualquier razón para quedarme. Te daré todo el tiempo del mundo, pero sólo no me lo pidas.

Tengo que decirte, amada mía,
Que me dejaste sólo con noches vacías.
Me robaste los sueños y mil sonrisas.
Amante cruel donde las hayas:
Yo creyendo que casi te tenía
Tan cerca siempre y tan esquiva.
Pero ahora sé que nunca has estado ahí,
Ni conmigo ni con nadie.
Y que nunca vas estar.

Escucha que hasta quiero romperte en mil pedazos,
Para que tú, brújula sin norte,
Dejes de guiarme hacía ninguna parte.
Y para que tú, musa de las dudas,
Dejes de paralizarme.

Voy a liberarme de ti, tesoro mío,
Porque corrompes lo más puro.
Porque adoro arrugas, manchas,
Curvas, hedores, cortes y brillos.
Esa es la verdad: Me enamoré del mundo.
Un mundo que al menos sí es real.

No vas a cumplir tus falsas promesas,
Lo veo ahora, puesto que no hay en ti
más inmortalidad de la que reside en mi.
Por eso tengo que dejarte.
Para que dejes de dolerme, de frenarme.

Pero no sufrás, me acordaré de ti,
Incluso más de lo que debíera.
Que llevo años intentando alejarte
Y aún así me acechas.

Tu que puedes, vuela alto en otros cielos.
Y allí quizá nos vemos, si la imperfección lo quiere.
Hasta nunca.
Hasta siempre.

De mi para mi

Hoy me sentía con ganas de escribirte. Cosa que en realidad no es para nada nueva, pero ya sabes que cuesta encontrar tiempo para lo realmente importante. Y más cuando se trata de suplicarle a alguien, suplicarle que se quede y que nunca te abandone. En mi caso sólo quiero que no te diluyas y te mantengas viva, ahí adentro, en el rincón en que sea que estés durmiendo ahora. No sufras, no te culpo por estar a veces como ausente, sé que la rutina nubla a menudo tus ojos y te deja algo drogada. Pero te pido que no cedas, que no quiero sentir que pronto necesitas otra dosis de basura recorriendote las venas. Mientras te despiertas, segaré el jardín de horas perdidas, para que por entonces puedas salir otra vez a correr libre, regalando ideas. 

Pedacitos

Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás. un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. o un jardín plantado. algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio dónde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. no importa lo que hagas en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ellos tus manos. Ray Bradbury, Fahrenheit 451

Lecturas

  • Tardes con mi viejo profesor

Gran pantalla

  • Cisne negro

About